Los NEUROTRANSMISORES son sustancias químicas intercambiadas entre neuronas con el efecto de generar en la persona emociones, que van desde la euforia al miedo. 

Los diversos neurotransmisores son producidos como consecuencia de una acción vivida o algún pensamiento imaginativo de una persona causando una determinada sensación de emotividad en el psiquismo de la persona; son responsables de sentir percepciones o vivencias placenteras y displacenteras. 

Cuando se hace deporte, cuando se lee con atención, cuando se obtienen buenos resultados, cuando se siente amado y cuando se ama, cuando se ve un programa o se escucha música de preferencia, cuando se come, cuando las personas se abrazan o besan, etc; se producen varios neurotransmisores como la dopamina, la endorfina, la serotonina, la adrenalina, etc; causantes de sensaciones placenteras y de goce. 

Las drogas legales o ilegales tienen una gran similitud química con los neurotransmisores naturales que todos tenemos y por el gran parecido entre estas moléculas, en su forma y composición química, pueden producir efectos similares en cuanto a las sensaciones o emociones; pero, con el agravante, que las moléculas de las drogas no son absorbidas o recicladas por las neuronas, como si ocurre con los neurotransmisores originales, generado así un bloqueo y sobresaturación en la comunicación entre neuronas, impidiendo el correcto funcionamiento del sistema nervioso.  

Las personas superamos a los animales en la capacidad de conciencia, la capacidad de razonar sobre la existencia propia y del mundo. Nos hacemos la pregunta sobre el sentido de la existencia, la razón de ser del mundo. Estas inquietudes son resueltas por los animales de forma instintiva; teniendo ellos también emociones, sentimientos, memoria, inteligencia, afectos; pero no tienen una conciencia moral como si la tenemos la humanidad, diferenciamos entre lo bueno y lo malo.  

Video sobre experimentos con ratas en comparación con una vida basada en el placer:

https://www.youtube.com/watch?v=P32bmrZKxFA

"Algunos de ustedes dicen: «Yo soy libre de hacer lo que quiera.» ¡Claro que sí! Pero no todo lo que uno quiere, conviene; ni todo fortalece la vida verdadera" (1 Cor 10:23).